Las filosofías más antiguas le atribuyen todo mal a la ignorancia, pero el cristianismo introdujo un cambio en ese paradigma con la noción una persona puede obrar mal a sabiendas de que está mal. La implicación es que conocer el buen camino, no basta, debemos elegirlo, y siempre tenemos la opción de no hacerlo.
Imparte: Eugenia Noriega
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