De acuerdo a la Pedagogía Waldorf, el temperamento de una persona viene dado por un componente físico (aspectos genéticos y epigenéticos) que se transmite de persona a persona y, por un aspecto espiritual, totalmente individual, que viene con la reencarnación de las almas y la consciencia que cada alma desarrolla en sus vidas previas hasta su encarnación actual. Ambos aspectos, el horizontal o físico y el vertical o espiritual, darán al individuo las características de su temperamento.
Hipócrates describió 4 temperamentos: Sanguíneo (aire), Colérico (fuego), Flemático (agua) y Melancólico (tierra) y corresponde a cada uno de ellos un tipo de humor o fluido corporal y ciertas características físicas, de comportamiento y de carácter. A su vez, cada temperamento se asocia a uno de los 4 elementos del Tarot.
Lo común es que manifestemos aspectos combinados de estos temperamentos en nuestras vidas o al menos, diferentes temperamentos en diferentes etapas de nuestras vidas.
Esta búsqueda nos invita a un ejercicio de observación propia y de los otros, desde las descripciones de los diferentes temperamentos y, a llevar esta forma de comprensión a nuestras relaciones y a los Arcanos de la Corte para su aplicación en las lecturas de tarot.
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