Descripción
La posición poderosa del tarotista, que resulta de la inflamación del sujeto supuesto saber del consultado, debería contrarrestarse con una ética firme para no aprovecharse de la confianza del consultante.
Pero, si se trata de jugar, en el sentido de ser creativos, se debe actuar con libertad y no sujetos a una moral que restrinja las ocurrencias.